El plan de carnavales era sencillo…viajar a la tropical
población de Irupana a pasar un para de días
de descanso al pie de la piscina y luego visitar la propiedad
de Apa apa para acampar otras dos noches, de esa manera
tener un viaje con aventura y descanso a la vez.
Solo para ponerle pimienta a la expedición se toma la
decisión de llegar a Irupana por un camino secundario
que en teoría sólo debía alargar el viaje
en 2 horas mas…debíamos estar en Irupana en
8 horas.
Pues nada salió como se planeo, salimos de la ciudad de La
Paz con varias horas de retraso y tras visitar las pintorescas
poblaciones de Palca, Tres Rios, Chuñavi y Lambate,
y cuando todo parecía indicar que ya estábamos
a pocas horas de Irupana llegamos a la minúscula
población de Apincuela y comenzamos a notar que
el camino se deterioraba radicalmente, primero con pequeños
deslizamientos, algunos barriales y hasta que llegamos a una
curva donde el camino había sido totalmente obstruido
por grandes piedras caídas de la ladera.
A primera vista era derrumbe insalvable, pero el grupo tomo la
decisión de intentar salvar el obstáculo, como
ya se caía la noche se trabajaría mientras la luz
permita, para luego acampar en un lugar cercano y continuar el
trabajo al día siguiente. Tras varias horas de mover piedras
enormes y remover metros de tierra nos retiramos a campar en
un pequeño claro cercano al lugar, esperanzados en que
al día siguiente podamos continuar camino.
La mañana siguiente nos recibió con lluvia continua
lo cual complico un poco más la labor de abrir el camino
obstruido, pero tras 3 horas de extenuante esfuerzo logramos
hacer avanzar los 3 vehículos a través del derrumbe.
La alegría duro muy poco…pocas curvas más
allá había otro derrumbe similar…y lo peor
fue darnos cuenta que cada 3 curvas del camino existía
otra interrupción del camino.
Pese a lo que se podría pensar…inspirados en el
gran esfuerzo realizado para vencer el primer escollo…se
decidió continuar camino…retirando piedra por piedra,
moviendo tierra y matorrales, haciendo pasar uno por uno los
vehículos por estrechos pasos que abríamos entre
rocas que ya no podíamos mover logramos avanzar cerca
de 12 Km. en el día. Luego retornamos a acampar para que
no nos alcance la noche en esos caminos improvisados.
Tras lluvia toda la noche….y cuando la moral del grupo
decaía…un camión que entraba por la ruta
nos comento que un tractor ya había limpiado el tramo
faltante hasta Irupana, así que rápidamente
retomamos la ruta para llegar a nuestro destino.
Efectivamente, un tractor del municipio de Irupana había
llegado justo hasta el lugar donde la tarde anterior habíamos
avanzado nosotros y por varios kilómetros pudimos avanzar
por un camino maltrecho pero transitable, el paso de 2 ríos
caudalosos incremento la adrenalina la cual se vino abajo cuando
al caer la tarde de ése segundo día llegamos a
un nuevo derrumbe, 2 piedras gigantes interrumpían mitad
de la vía. La idea de volver a campar en el camino, sin
las provisiones suficientes y sin los servicios básicos
nos obligó a extremar recursos, tras desgatar la piedra
con martillo e improvisar un apoyo en la plataforma con nuestras
herramientas hicimos atravesar a los vehículos por un
milimétrico juego entre la roca y el barranco.
El premio llego a las 9 de la noche cuando llegamos a Irupana…el
Hotel era un paraíso para los maltratados y embarrados
viajeros, la ducha caliente, la comida abundante y las cientos
de anécdotas que teníamos de las 48 horas en la
ruta fueron el premio a nuestro esfuerzo.
Queda como plus al viaje mencionar que visitamos las ruinas de Pasto
Grande, poblado de la cultura tiwanacota de la época
Clásica entre 483 a 724 años después de
Cristo, también visitamos Lambate, Chicaloma, Chulumani y Apa
apa.
Es imprescindible destacar el espíritu inquebrantable
y esfuerzo que cada uno puso para lograr nuestro objetivo, resaltar
que los niños y las mujeres colaboraron de igual a igual
con los varones. Nada nos hubiera costado darnos la vuelta y
retornar a la ciudad, pero haber llegado a Irupana...es
un logro que nos llena de orgullo a todos, aprendimos mucho y
estoy seguro que esta experiencia nos ayudara mas adelante.
Gracias a la fotos de Roberto, Fabrizio, Jimena y Cristina.